El doctor Wilde fue quizás uno de esos seres angelados que el destino de los pueblos necesita para que las cosas se hagan y el porvenir se cumpla.
Llegó a mediados del siglo XIX a Quilmes, se recibió de médico siendo su padrino de tesis Domingo F. Sarmiento y desde ese momento no hubo rubro ni gestión que no acometiera, empujado por su interés en el progreso de nuestra comunidad, llegando a ser por varios años elegido "municipal" (una función similar a la de los actuales concejales).
Fue docente, inspector de escuelas, vocal del Primer Consejo Nacional de Educación (del cual era presidente Sarmiento), creó manuales de estudio y libros de lectura cuando aquí no había sino los traídos desde EEUU y era necesario que los niños aprendieran según nuestra propia idiosincrasia. Es, justamente, quien pronuncia el discurso inaugural de la Escuela Nº 1 y será además el primer Director de la Biblioteca Nacional, cargo que se encontraba ejerciendo cuando lo sorprendió la muerte.
Su libro Buenos Aires desde 70 años atrás, aparecido en 1881, aún es fuente de consulta para historiadores.
Como médico, además de atender a los pacientes de toda la zona (tengamos en cuenta que Quilmes abarcaba entonces muchos más kilómetros que sus límites actuales) prestó servicios como cirujano en la batalla de Caseros; al radicarse en Quilmes aún no había farmacia en la región y Wilde trae consigo el botiquín más completo que la época podía ofrecer. La epidemia de cólera de 1868 lo muestra dedicado de lleno a combatir el flagelo.
También, como muchos de los próceres nacionales, ingresa en la masonería en 1858. Fundó en 1873 el primer periódico de la zona, El Progreso de Quilmes y estuvo presente impulsando cada proyecto que implicara una mejor calidad de vida para la población, aunque ahora nos suene natural y cotidiano: abrir un camino al río, mejorar la nomenclatura de las calles, tener una biblioteca municipal, una banda de música, organizar los festejos de carnaval...
También impulsa la llegada del ferrocarril a Quilmes y es quien da el discurso de bienvenida el día de su inauguración.
Murió el 14 de enero de 1885, luego de haberle dedicado más de tres décadas al engrandecimiento de esta ciudad. Sus restos se encuentran en el atrio de la Catedral de Rivadavia y Mitre, en donde puede leerse la placa de mármol que lo homenajea.
Llevan su nombre la escuela Nº 10 y la plaza "de los Periodistas Quilmeños", en la intersección de las calles Olavarría y Pringles.
Excede esta nota detallar todos y cada uno de los logros que. José Antonio Wilde legó a esta Ciudad. Estamos en larga deuda con él, y quizá la memoria y este recuerdo en el día del Periodista entibien el alma de quien lo diera todo a cambio de nada, levantando las banderas de su vocación de servicio y su espíritu de vanguardia.
Nota de Diario El Sol. http://www.elsolquilmes.com.ar/notas/32306-el-legado-del-doctor-jose-wilde